Escultores de Dioses
El otro día me dirigí al norte de Kolkata, a unos 4 km del centro, en busca de los escultores de dioses del barrio de Kumartuli. Pedí al taxista que me dejase en Kasi Mitra Ghat, para luego dirigirme a los talleres de los escultores., que calculaba estarían cerca. Pero me parece que el taxista no conocía muy bien el lugar, pues iba preguntando a los transeuntes dónde quedaba el lugar al que nos dirigíamos. Así que, cuando por fin llegamos, no tenía muy claro si realmente estaba donde quería estar. Me puse a andar contemplando el río, haciendo alguna foto de los Ghats y esperando ver algún indicio de Kumartuli. Al cabo de un buen rato ya estaba casi seguro de haber pasado de largo, y estaba a punto de preguntar y desandar lo andado, cuando apareció frente a mi un hombre subiendo de la orilla, donde fondeaba una barca espigada. En su cabeza llevaba un capazo lleno de barro gris, espeso y pesado. Esperanzado seguí sus pasos y casi enseguida vi la primera figura en proceso de construcción, había llegado a Kumartuli, y pronto me encontré con grupos de figuras en formación militar, grises como el barro que traían para moldelarlas, grises como el fondo del río al que irán a parar en Octubre, cuando se celebre el popular Durga Puja y, tras una festiva procesión, los ídolos sean sumergidos en las aguas sagradas.
Kumartuli es un barrio muy tranquilo, de casas y edificios bajitos, la gente parece no tener tanta prisa y hay pequeños pasajes peatonales donde los vecinos sacan sus plantas y no se oyen los pitidos de los coches. Las calles de los escultores, con talleres a uno y otro lado, quedan reducidas a sinuosos pasillos bordeados de cientos de figuras, Durgas con ocho brazos, Saraswatis con sus vinas (intrumentos de la familia del sitar), Shivas con tres ojos... Me muevo con sumo cuidado por un frágil bosque de brazos alzados y ojos sesgados. Reina un ambiente de trabajo, apacible y silencioso, que contrasta fuertemente con la bulliciosa ciudad. Creo que he llegado en el mejor momento, cuando los esqueletos de paja y cañas ya están cubiertos de barro con la forma casi definitiva, pero aún no han empezado a pintarlos; es entonces cuando tienen mayor fuerza expresiva, con el barro húmedo por el modelado o algo resquebrajado por el secado. De alguna manera todo esto me recuerda a Dios, dando forma a Adán a partir del barro, solo que ahora somos nosotros quienes damos forma a los dioses.
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