30.7.09

El hombre y el mar

¡Hombre libre, tú siempre amarás el mar!
Él es tu espejo, tu alma contemplas
en el desdoblamiento infinito de sus olas;
tu alma es un remolino hecho de la misma amargura.

Te places en hundir tu imagen en su seno;
lo abarcas con los ojos, con los brazos, y tu corazón
se olvida a veces de su propio rumor
al oír este quejido salvaje e indomable.

Los dos sois tenebrosos, los dos discretos.
¡Hombre, nadie he profundizado jamás en tu alma!
¡Mar, nadie conoce tus íntimos tesoros!
¡Tan celosos guardáis vuestro secreto!

Y mientras, ahí están los siglos infinitos
a los que habéis combatido sin piedad ni remordimiento,
así amáis la lucha y la muerte,
¡Oh eternos luchadores, hermanos implacables!


Charles Baudelaire
Las flores del mar

28.7.09

Ya estoy en Somo


Después de atravesar campos de trigo y girasoles, he llegado por fin a Santander, a la playa de Somo, donde intentaré hacer algo de surf. Aunque tengo la sensación de haber desaprendido lo poco que aprendí el año pasado.

Si dijese que soy algo torpe, estaría faltando completamente a la verdad, si afirmase ser bastante torpón aún estaría lejos de la realidad, si reconociese ser un desastre absoluto, acertaría de pleno. Pero insistiré y, suceda lo que suceda, a la vuelta afirmaré ser un consumado surfista.

25.7.09

Ni Fu ni FA



Juan Hidalgo: "Ni fu ni fa" (1965)

14.7.09

La maqueta


Por fín, después de un largo camino, ya está lista la maqueta del libro Kolkata. Ahora "solo" falta editarlo y distribuirlo... El diseño es de Antonio Ladrillo y las fotos y el texto, míos. Un pequeño avance:









5.7.09

El diario de Mircea

Mircea Eliade reflexiona sobre su diario en su diario:


He observado lo siguiente: que hay días en que no me ocurre nada interesante, no pienso nada "nuevo", y es precisamente entonces cuando más ganas tengo de abrir el diario y escribir. Pero cuando conozco gente realmente excepcional o tengo una conversación interesante y que debería reseñar aquí, solo a regañadientes cojo la pluma.

Por ejemplo, hoy solo he hecho un trabajo de purgatorio; gramática y léxico, todo el día, hasta la náusea. Y, sin embargo, la de vueltas que le habré dado a la libreta, la de veces que habré estado tentado de abrirla y ponerme a escribir. Pero, ¿qué iba a escribir? ¿Sobre quién? No he pensado, no he vivido, no he sentido absolutamente nada. ¿De dónde me viene entonces esa impaciencia, esa emoción de sorprender algo, de penetrar en mi alma y reflejar algo aquí? Y, no obstante, no me puedo separar. Me parece que si, de todo un día, no consigo sacar una página "de vida", he perdido el tiempo miserablemente. El miedo a que me consuma la rutina diaria. La prisa por concentrarme todas las noches ante este cuaderno y asegurarme la inmortalidad, el tránsito a la conciencia de otros...

Mircea Eliade
Diario íntimo de la India