17.6.09

Śiśupāla vadha

Antes de irme a Kolkata me regalaron un maravilloso libro, "El prodigio que fue India" todo un clásico de Arthur L. Basham que aun no se había traducido al castellano y ahora edita Pre-Textos en su nueva colección Índika.
El otro día leía el capítulo dedicado a la poesía clásica en sánscrito, poesía bastante particular con gran afición por los juegos verbales y las florituras sonoras que inevitablemente se pierden en la traducción. Algunos ejemplos sorprendentes pueden verse en "La muerte de Śiśupāla", largo poema épico escrito por Māgha. Intentad leer esta estrofa dvyaksara, en la que se usan solo dos consonantes:

...................................... krūrāri-kārī kor eka-
...................................... kārakah kārikā-karaḥ
...................................... korakākāra-karakaḥ
...................................... karīraḥ karkaro´rka-ruk

............El que mata a los crueles enemigos,
...................el único creador del mundo,
............el que reparte desgracias entre los malvados,
............el que tiene manos como brotes de lo,
...................el que doblega a los elefantes,
............el feroz en la batalla, el que resplandece como el sol.


O esta otra estrofa denominada gatapratyāgatam ("de ida y vuelta"), que construye palíndromos silábicos perfectos:

...................................... taṃ Śriyā ghanayā´nasta-
...................................... rucā sātarayā tayā
...................................... yātayā tarasā cāru-
...................................... stanayā´nagay´āśritam


............Él fue abrazado con fuerza y entusiasmo
............por la de hermosos senos, Śrī , la diosa sin pecado,
............la de belleza inmarcesible,
............la que posee todos los dones.

15.6.09

Siete Mares

Seven Seas se puso de pie en la penumbra para hacer café.
La aurora esta calentando la hornilla del horizonte
y las nubes se esponjaban como hogazas. Orientado

por el calor de la candente rosa de hierro, deslizó lo base del cazo
hacia la hornilla para anclarlo en ella. El cazo vacilaba
por el peso de agua, luego se asentó.

Su tetera hacía agua. Buscó a tientas su silla de hojalata
y se sentó cerca del recipiente para oírlo cuando bobollara.
Iba a ser un hervor, no el pito del nostramo,

el que le avisaría que el agua estaba lista. Oyó el gañido
mañanero del perro bajo los tablones de la casa,
pegando con la cola a ellos para que le abriera, pero él sentía envidia

de las piraguas, a millas en la mar alta. Luego oyó la primera brisa
fregando la loza del almendro marino. Ayer noche
había habido luna llena, blanca como su plato. La vio con los oídos.

Entraba en calor con los techos a medida que el sol subía.
Desde que la enfermedad le había obliterado la visión,
cuando el ocaso le estrechó la mano a la mar por última vez,

una tiniebla interior cundió donde la luna y el sol
se mudaban vaporosos, marchaba guiado por un sexto sentido,
como la luna sin minutero y sin horario,

fregada y limpia como el plato que ahora comenzaba a enjuagar
mientras herbía la cacerola; la cegera no era el final.
No era el cuadrante de una palmera en la arena del mediodía.

Podía sentir la luz del sol encaramándose a sus muñecas.
La luz caminaba como un gato por la estacada
de una calle de arena, la sentía en su patio abriendo

como puños los frutos del árbol del pan, correr por las barandas
del corto puente de hierro como por un arpa, el bastón
a la carrera cabrilleando con el río; vio la laguna

detrás de la iglesia y, en ella, hundida como una palangana,
la imágen esmaltada de la luna llena, que se tornaba de orín.
Atenuó hasta el ocaso la hornilla bajo el caldero.

El perro arañaba la puerta de la cocina para que le habriera,
pero Seven Seas lo hizo esperar. Tamborileó sobre la mesa de la cocina
con los dedos. Dos mirlos reñían durante el desayuno.

Dejando a parte una mano, se sentaba inmóvil como el mármol,
con los ojos blancos como una clara de huevo, detallando con los dedos
el pasado de otra mar, medida a golpes de remo.

Oh, abre este día, Omeros, con el lamento de la trompa de caracol,
como lo hiciste en mi infancia, cuando yo era un nombre
exhalado con ternura del paladar del alba.

Un lagarto sobre el dique disparó la flecha de su pregunta
a la mar que se despertaba, y una red de dorado musgo
iluminó el arrecife que las velas de las lejanas canoas

evitaban. Solo en ti, a lo largo de los siglos
del atlas del pergamino de la mar, puedo asir el ruido
del hilero de olas vagando como el vellón bamboleante

del rebaño del faro, ese Cíclope de ojo ciego
excluido de la luz del sol. Luego las canoas eran galeras
sobre las que un rabihorcado vaiveneaba la lenta sierra de sus alas falcadas.

En ti, las semillas de los grises almendros concibieron su arbórea forma
y las pámpanas se oxidaron como islas aserradas.
Y el faro ciego, presintiendo al borde de un promontorio,

se detuvo, como un gigante con una nube de mármol entre las manos,
para lanzar al agua su peñasco, salpicando estrellas de fósforo,
luego, un pescador negro, de crecida barba,

áspera como un seco erizo de mar, izó la vela del saco de harina
en un palo de bambú, escandiendo el verso inaugural
de nuestro horizonte épico, hasta ahora puedo mirar hacia atrás,

hasta escollos que ven sus propios pies cuando la luz cubre las olas
con su red, mientras las piraguas zarpan con capitanes de ébano,
porque era tu luz la que estremecía nuestros soleados muelles

donde ociosas goletas cabeceaban, amarradas a los fríos cabestrantes.
Una ráfaga vuelve las páginas del puerto hasta la voz
que tarareaba en el cáliz de la garganta de una muchacha:"Omeros."



. ....................................................................................................... Derek Walcott

.................................................................................................................... Omeros

10.6.09

El acuario


Hace unos meses me compré un acuario. No se muy bien como empecé a interesarme por el tema de la acuariofilia, ni por qué me ha obsesionado tanto estos últimos meses... Supongo que la cosa viene de niño, cuando tenía un acuario de 90 litros con el que hacía todo tipo de experimentos y trastadas. Tuve, sucesivamente, peces tropicales, tortugas, pececitos e insectos acuáticos que cogía en riachuelos, y una temporada lo llené con agua de mar y con las pobres víctimas de mis exploraciones costeras, incluso llegué a meter una pequeña sepia que nada más entrar me lo llenó todo de tinta. Me hizo pasar muy buenos ratos (y no pocos disgustos), con el tiempo crecí (un poco), me mudé de ciudad y el acuario quedó atrás. Bueno, en realidad lo arrastré vacío tras de mí por varias casas, hasta que al final le hice una grieta en alguno de los traslados y me di cuenta que ya era hora de tirarlo.

Como todos sabemos, en cuanto tiras cualquier cosa vuelves a necesitarla al poco tiempo. En esta ocasión pasaron aún unos años, pero hace poco volví a echar de menos el acuario. Esta vez decidí que iba a informarme bien del tema, quería un acuario grande, de unos 300 litros, estuve meses leyendo foros, blogs y demás. Al principio me entusiasmaban los iwagumis, acuarios japoneses al estilo de los jardines zen, protagonizados por grandes rocas sobre verdes praderas de plantas tapizantes. De hecho intenté algo así, pero rápidamente tuve que desistir ante la dificultad de mantener un ecosistema estable de esas características. Además, según leía, cada vez me gustaban más los acuarios plantados de otro tipo, una cosa es ver una foto y otra muy distinta es tenerlo en casa, cuidarlo, ver como crece y como se transforma... Había gente como Takeshi Amano que tenía magníficos iwagumis, pero también hacía otras cosas, mucho más plantadas, pero de un estilo distinto a los clásicos holandeses, algo así como más "natural".

Por ahora estoy experimentando esto y aquello, la primera foto la tomé hace pocos días, empieza a estar bonito, aunque yo lo he estado disfrutado desde el principio. Más abajo están por orden algunas fotos de la evolución. Primero intentándolo solo con las tapizantes, luego añadiendo más y más plantas para intentar equilibrar el acuario y, más tarde, seleccionando una u otra variedad y ordenando un poco el pequeño jardín. Las últimas son de cuando regresé de la India, el acuario se pasó tres semanas sin podar.

El esfuerzo de mantener el acuario merece la pena. Sentarme frente al acuario con una taza de café es un de mis pequeños placeres diarios.






9.6.09

El viejito del gimnasio

En el gimnasio te puedes encontrar un buen número de personajes de lo más variopinto. Uno de ellos es el abuelito de la bolsa de deportes modelo Black&Decker (de hace como cuarenta años) y las pantuflas a cuadros (igualitas a las del padre de Zipi y Zape). Realmente está mayor, se mueve muy despacio entre las máquinas, con su camiseta interior de tirantes, mirando algo aturdido las pesas y arrastrando las pantuflas con pasos cortitos.

8.6.09

Ante la crisis, ¡bicis!


Si alguien tan listo lo hacía, por algo será...

Es algo tan claro, que cuando salgo a la ciudad y veo a todo el mundo en coche de un lado para otro, no puedo entenderlo... Hay ocasiones en las que es necesario el coche, pero hay muchísimas más en las que sería preferible usar la bici. Las razones las sabemos todos, no contamina, no gasta gasolina (con todo lo que ello conlleva), es un ejercicio sano, no hace ruido, sientes el aire en la cara, siempre hay aparcamiento y te mueves a un ritmo tranquilo, desestresante. Las razones por las que no se usa masivamente no las sabe nadie. Y más aún en Valencia, llana, soleada, la ciudad perfecta para ir en bici.

El viernes estuve, con Nacho y Blanca, en la Masa Crítica de Junio. Todos los primeros viernes de mes, a las 19.45h se juntan los ciclistas de Valencia en la Plaza de la Virgen para dar un paseo conjunto por la ciudad y revindicar el uso de la bicicleta. Este viernes fue un éxito, casi llenamos de principio a fin la calle de la Paz, éramos un buen grupo. Para saber más de la Masa Crítica, ver esto, consultar la wikipedia y asomarse a Valencia en Bici. ¡Usa la bici!

4.6.09

El principio de incertidumbre

Estando en Barcelona Maite me dio un folleto con la programación de la Capella MACBA con el título "El principio de la incertidumbre". Uno de los subprogramas en los que se divide me interesó especialmente,

¿Por qué resulta tan difícil cometer errores útiles?

Renunciar al error equivaldría a renunciar a la emoción de lo imprevisto. Errar significa caminar sin un rumbo fijo, emprender un viaje en el que la razón se desvía del hilo de una lógica argumentada, y se deja seducir por la expectativa de dar con algo insospechado [...] El denominador común de los trabajos presentados es la necesidad continuada de ejercitar la divagación y el deambular como motor fundamental de la producción de argumentos, ideas e imágenes

1.6.09

En el Primavera




VjReel, Inda Tv, Ben Sheppee, Oscar Testón (Otu) y Juan Rayos

Parece ser que ha sido todo un éxito el Primavera Sound, en tiempos de crisis muchos festivales se han caído y los fuertes como el PS se llevan todo el pastel. Además, este año contaban con Neil Young, que no es poco. Personalmente fue uno de los conciertos que más me gustó, aunque no pude ver demasiado pues tuve que irme a hacer la prueba de vídeo en el Pitchfork. Más tarde si que pude disfrutar enterito el concierto de Sonic Youth, ¡grandes! También me gustaron Herman Dune, Jarvis Cocker o The Pains Of Being Pure At Heart, pero me perdí muchas otras cosas que me hubiera gustado ver, ¡no se puede hacer todo al mismo tiempo!


Sonic Youth

Antonio, Maite y yo en el concierto de Sonic Youth

Mi sesión con dj Mehdi (gracias a Otu por las fotos)