31.5.08

Empezamos el montaje del Hossegor

(fotogramas para un vídeo)




30.5.08

Cronicas Habananeras II

(18 de Marzo del 2002)

Salgo de la Fototeca paseando por la Plaza Vieja, hace calor y la plaza aparece casi desierta inundada de sol. Unos pasos más adelante me sorprende un grito: ¡Juan! ¡Vaya! –me sorprendo- ¿cómo es posible?, ¿quién será?. Retrocedo y veo salir de un café a un cubano negro y delgado, con apretada barbita de chivo, es Pupo. Lo conocí en una inauguración hace cuatro días, es un fotógrafo de orígenes tahitianos, parte de su familia es Vudú y lleva tiempo haciendo un trabajo sobre la religión Vudú en Cuba. Entramos en un agradable local forrado de madera con pequeñas mesas redondas, nos sentamos junto a un par de amigos y pido un café, corto, negro, denso. La conversación deriva hacia el racismo, todos ellos están de acuerdo en que existe un fuerte racismo soterrado en Cuba, medio oculto, como tantas otras cosas en la isla.

Hablo con la gente en la calle, en las casas, en los bares y a menudo hablan de política sin tapujos, pero bajando la voz y mirando desconfiados a su alrededor. Están cansados de la escasez, de las restricciones, del transporte, del “barbas”, de la presencia policial, de las trabas burcráticas para cualquier cosa… en fin, de muchas cosas… y de vivir inventando mil maneras de hacer frente a todo esto. Su astucia, su inventiva, no tienen rival, pero su hastío también empieza a colmarse, aún así parece que una vieja y enraizada resignación está por encima de todo esto. Hoy he visto la ración de café que corresponde por persona y mes según la cartilla de racionamiento, no creo que llene una cafetera mediana y así con el arroz, el azúcar, el pan, etc… El sueldo de una doctora es de 300 pesos, un litro de leche vale más de 40 pesos, por poner un ejemplo. Las historias son incontables. El otro día hubo una reunión de vecinos de toda la calle, el gobierno repartía un televisor por cuadra, no lo regalaba, si no que daba el derecho a comprarlo algo más barato, a cómodos plazos de 60 pesos mensuales hasta los 4000 que costaba. Y allí estaban todos discutiendo quien era el que tenía más derecho a tenerlo. En algunas ocasiones estas situaciones llegan a verdaderas disputas donde tiene que intervenir la policía y donde muchos vecinos terminan peleados por muchísimo tiempo.

K y M, mis vecinos y caseros, son fuente inagotable de historias sobre las peculiaridades de esta isla y el carácter de sus habitantes. Algunas son terribles, especialmente las las del Periodo Especial, la gran recesión económica tras la caída de la Unión Soviética… esto explotó como una burbuja, todo llegaba de allí y de la noche a la mañana no había de nada. L me contaba como cazaban gatos en el ISA (la Universidad de Arte) y los freían con los amigos de la escuela, era toda una fiesta cuando conseguían alguno. A pesar de su dureza la mayoría de historias son tremendamente divertidas e increíbles y cuando el que las cuenta es cubano, con esa forma de hablar tan expresiva y peculiar, yo creo morirme de risa.

Numerosos grupos se forman en la calle intentando refugiarse del tórrido sol a la sombra de tupidos banianos o paupérrimos framboyanos, esperan a la guagua interminablemente, o tal vez engrosan las perpetuas colas para comprar un helado. En mis paseos los olores me sorprenden continuamente, por los barrios residenciales puedes oler la vegetación caribeña a intervalos, alternándose con el olor del gasoil de las omnipresentes motos y ciclomotores. En la parte vieja la vegetación disminuye y es sustituida por otros olores menos agradables, basuras sin recoger varios días, alcantarillas mal drenadas, calles sin limpiar… Afortunadamente suele colarse alguna brisa del mar, serpenteando entre las callejuelas, oxigenándolas, trayendo el aroma salado y azul del Atlántico.

28.5.08

Crónicas Habananeras II

(12 de Marzo del 2002)

Ya llevo unos cuantos días en La Habana y las cosas empiezan a ser algo más cotidianas, pero en ocasiones me detengo y me sorprendo como la primera vez ante esta ciudad imposible sostenida por viejas columnas desconchadas y enormes estructuras de madera que apuntalan las fachadas que ya no se mantienen por si solas. K me cuenta que, tras unos días de lluvias y tormentas, es el mejor momento para ir a buscar algún chollo por la ciudad. Es probable que alguna casa se haya desmoronado y tal vez se pueda conseguir una antigua escalera de caracol de madera a precio de saldo, tal y como le sucedió la última vez. K es mi “casero”, gran amigo de L, mi cicerone en la isla, gracias a ellos puedo introducirme en la ciudad de una manera un poco más natural que siendo un turista, alojado en un hotel, perseguido y señalado como tal nada más salir por la puerta. Los turistas y los cubanos viven en dos mundos distintos, a unos no se les permite usar pesos cubanos, alojarse en casas cubanas y deben hacer colas especiales para turistas a la hora de comprar un helado o sacar un billete… La lista de lo que no se les permite a los otros resultaría interminable.

A primeras horas de la tarde la luz en La Habana tiene algo muy especial, son las tres o las cuatro y a la luz aún le falta mucho para amarillear, es más bien “intensamente blanca” y, a pesar de estar el sol muy alto todavía, los rayos de luz caen con una angulación extraña… es difícil de explicar… se nota especialmente a contraluz, las cosas parecen relucir con un brillo metálico. Y esto alcanza su máxima expresión en el mar, parece un espejo, esmerilado por miles de montañitas de plata.

Casi todos los días termino yendo a parar al Malecón, es un lugar de una energía casi mágica… Las rocas sumergiéndose en el mar, jóvenes bañistas arrojándose desde ellas, compitiendo y retándose entre si, pescadores tomando el sol con sus cañas en tensa espera, jineteras arriba y abajo, esperando también a sus presas… y los músicos, los borrachos, los perdidos y los desocupados… y la ciudad al fondo, arrasada por la sal, arqueándose como abrazando el océano.

Algunas olas alcanzan con fuerza el Malecón los días de viento y hacen saltar la espuma, bufando, varios metros por encima de los transeúntes que corren para evitar el remojón. El otro día, paseando algo despistado, me alcanzó una ola furiosa que me cayó encima como un cubo lleno hasta el borde, pero por allí continuaba yo, caminando junto a mi bici, disimulando, como si no lo hubiera notado.

27.5.08

Crónicas Habaneras

Hace unos días, desembalando las cajas tras la reforma, me encontré con algunas libretas de viajes y recordé las crónicas que enviaba por mail a los amigos y familia durante algunos de mis viajes. En el blog he relatado alguna cosa de Varanasi y Kolkata, o de la pequeña escapada a Praga y Bucarest. Ahora he pensado recuperar o recordar algunos viajes pasados e incluirlos en el Blog. No voy a seguir ningún orden, sencillamente según me vaya apeteciendo... Empezaremos por La Habana.


Crónicas Habaneras I
(5 de Marzo del 2002)

Ya estoy asentado en la ciudad. He alquilado un pequeño apartamento en Miramar, un barrio residencial algo alejado del centro, pero está muy bien de precio y no falta de nada en la minicasita. Todos los días cojo mi bici china de tiempos de la Revolución y traqueteando recorro los 8 kilómetros hasta el centro de La Habana. El viajecito es todo un poema, he de concentrarme en sortear los innumerables agujeros del asfalto al tiempo que mil cosas distintas reclaman mi atención. Afortunadamente el camino está salpicado de improvisados talleres de reparación, consistentes en una tela con cuatro o cinco herramientas encima junto a algunas piezas de repuesto y un hombre sentado pacientemente bajo el sol.

Al poco de salir, cruzo el Puente de Hierro sobre el río Almendares y entro en el Vedado, un populoso barrio de La Habana famoso por su glamurosa vida nocturna. Aquí suelo hacer un primer alto en el camino, bajo una pequeña sombra hay un puestecito donde tomar un bocadito (bocadillo) y un batido de Mame, el calor aprieta, ya estoy empapado en sudor y estoy seguro que el batido es el mejor que haya tomado nunca. Con nuevos ánimos continúo atravesando el barrio por la Linea o por la Calle 23. En esta última se encuentra la Cinemateca, cine con solera de rojas butacas en las que hay fijarse bien para elegir una medianamente cómoda. El otro día intenté asistir a una sesión, pero se fue la luz y continué marcha hacia Centro Habana, bajando por la Rampa, conocido tramo de avenida que desciende bruscamente hasta el mar. ¡Óyeme chico! Maravillosa vista desde el corazón del Vedado, sus amplias calles repletas de viejos coches americanos como salidos de una película de los 50, todo tipo de bicicletas, triciclos, motocarros, sidecars y guaguas a punto de explotar, llenas de cubanos apretujados. Y al fondo, se extiende el mar, de un azul imposible. Desciendo a toda velocidad y cojo el Malecón, la famosa avenida costera que articula la ciudad. Siempre hay gente sentada o paseando por allí, sobre todo al atardecer, tocando algún instrumento, buscando un cliente o simplemente mirando el mar, un perfecto mosaico de todos los personajes que te puedes encontrar en Cuba.

Con pena dejo atrás el Malecón internándome en Centro Habana, presidida por la extraña visión del Capitolio, de un grandísimo parecido al de Washington, pero en el corazón de la capital cubana. Y enseguida entro en La Habana Vieja donde la mitad de los edificios parecen a punto de derrumbarse de puro viejo. Exceptuando las dos o tres plazas turísticas, el resto son largas y estrechas callejuelas salpicadas de solares, casas derruidas y fachadas repletas de parches y cicatrices, calles donde rebosa la vida, la gente pasea, charla, juega a las cartas, se afanan bajo los capós desvencijados de los coches de museo, toman un helado, se gritan de balcón a balcón, o sencillamente se apoyan en una columna viendo pasar el tiempo. Hay negros negrísimos de ojo blancos blanquísimos, mulatas de chocolate perseguidas por las miradas y todo tipo de comentarios, viejos arrugados fumando habanos, cazaturistas que te ofrecen cualquier cosa que puedas imaginar, grupos de música tocando en los restaurantes, cubanos “haciéndose santos”, igawos, vestidos de pies a cabeza de riguroso blanco, mujeres entradas en carnes embutidas en mallas a punto de reventar, niños medio desnudos jugando el béisbol en los solares… Es Cuba, en todo su esplendor, y yo camino medio aturdido por entre sus calles.

25.5.08

Celebración


Este Sábado invité a algunos amigos para celebrar la casi-finalización de las obras en las que he estado enfrascado estos últimos meses en casa. Aún falta terminar el armario, colocar un espejo en el cuarto de baño, colgar algunos cuadros, treinta o cuarenta retoques... pero ya era hora de juntarse para picar algo, tomar unas copas y charlar con los amigos.

Eurovisión

Con gran disgusto por mi parte, un sector de los invitados estaban empeñados en ver al Chiquilicuatre en el festival de Eurovisión. Así que no quedó más remedio que dejar la tele encendida (sin voz!) hasta que salió el representante español, convocando a una entregada audiencia frente a la pantalla.

El extraño rito de la gelatina

De postre había gelatina de fresa y lacasitos. Algunos prescindieron de los cubiertos para comerse su gelatina de una tacada... con gran riesgo de atragantamiento y ahogamiento que, afortunadamente, no se produjeron.



22.5.08

Tartas y paella


Este domingo Salva hizo otra de sus maravillosas paellas, celebrábamos su cumpleaños y el de Joseman. El mal tiempo nos hizo renunciar al plan inicial de hacer la paella al aire libre en medio de la huerta valenciana, pero tampoco estuvimos mal en el pequeño patio de la casa de pueblo de los padres de Salva. Entre una cosa y la otra, no empezamos a comer hasta las cinco de la tarde, ¡yo me subía por las paredes! Pero la espera mereció la pena hacía mucho que no probaba algo tan delicioso, rascamos con ahínco el socarraet hasta que no quedó ni un grano. Después, dos tartas con una vela solitaria, a estas alturas no hace falta recordar con demasiada exactitud cuantos años se cumplen...
Salva, entre risas y aplausos, mostró a la concurrencia el nuevo cartel que anuncia la inauguración de Hossegor el 6 de Junio.

18.5.08

Ensems 2008




Estoy bastante cansado después de esta semana preparando la actuación con el Grup Instrumental de Valencia para la inauguración del Festival Ensems. Pero creo que mereció la pena y la cosa salió bastante bien. Joan Cerveró estuvo en la dirección y Roberto López-Corrales compuso la obra. Ensems continúa hasta el 25 de Mayo con una programación muy interesante.
Estuve grabando en vídeo la sesión (gracias Sento por la ayuda), en unos días colgaré algún fragmento. Arriba unos stills del video y abajo una foto de Ana Ponce.

Seamos realistas,

pidamos lo imposible.

-Anónimo-

16.5.08

cero.uno.dos


Esta semana se ha presentado la referecia de audio y vídeo “cero.uno.dos”, donde Audiovisual Theorem propuso una serie de músicos y Vjspain seleccionó a otros tantos vjs que trabajaran poniendo imágenes a partir del material sonoro.

A mi me tocó el tema Another Flying Cathedral de Crisopa, podéis ver el vídeo aquí. Y el resto de trabajos aquí. Me gustaría dar las gracias a Vjspain por la invitación y a Crisopa por su música.

15.5.08

Primeros ensayos


Esta noche empezamos a ensayar la obra de Roberto López-Corrales, "Gaia", un encargo del Grup Instrumental de València para el Festival Ensems. Joan Cerveró me ha invitado a realizar una improvisación visual sobre esta partitura que abrirá el Festival el próximo día 17 en el Teatro Talía.
Apunte: La mesa, curtida en mil batallas, será convenientemente cubierta con una tela para mejorar un poco el look...

7.5.08

Who? Wu?

Esto solo tiene gracia para personas cuyos oídos no se ofendan fácilmente, que entiendan mínimamente el inglés y que sean fans de Deadwood, probablemente la mejor serie de Tv de la historia.

Más obras


Ahora es mi hermano y Maite quienes comienzan la reforma en su casa... ¡no saben lo que les espera!... o tal vez si. Se han ido a Barcelona y me envían a mi a supervisar e informar. La cosa no ha hecho más que comenzar (ayer empezaban a limpiar las vigas), y Antonio ya me ha llamado cuatro veces para ver como va todo... ¡Tómatelo con calma hermanito!

6.5.08

El Dragón

"Había un hombre en China al que gustaban mucho las imágenes representando a dragones. Todos sus muebles y vestidos estaban decorados con este emblema. El dios de los dragones se dio cuente de este amor profundo, así que un día, un verdadero dragón se presentó en su ventana. Se dice que el hombre se murió del susto... Era seguramente un charlatán que se hubiera revelado como tal en el momento de la acción."

-Hagakure- (Japón, siglo XVIII)

1.5.08

El verano se acerca

Si, ya sé, ya sé, aún quedan casi dos meses, pero el calor ya está aquí y el verano comienza a "olerse". Y este verano toca playa, ¡mucha playa!, el verano pasado disfruté mucho en Berlín, pero me quedé con ganas de mar.

En estos días Salva anda atareado (un poco más de lo habitual) con los preparativos del Hossegor, este año se abre de nuevo, tras de un paréntesis de dos años, y las ganas de volver a la playa, el sol y los mojitos, son enormes. Me ha encargado hacer un video de lo que allá acontezca durante los meses veraniegos y lo primero que se le ha ocurrido es grabar todo el proceso de construcción del chiringuito, para lo cual qué mejor que contratarme para arrimar el hombro en el montaje mientras la cámara graba secuencialmente bajo una bonita sombrilla playera. Unos diez días de sol a sol de los que daré cumplida referencia.

Mientras tanto, Antonio Ladrillo ha diseñado el flyer de la inauguración para ir abriendo boca e invitar a todo el mundo que se quiera acercar. Más info en su blog.