Yo soy de goma y tú de pegamento...
... y todo lo que dices rebota en mí y se te pega al momento. Buenas noches.” Así termina el libro que acabé ayer, y no tiene importancia leer primero el final, pues no es una historia con principio y fin, si no más bien conversaciones de dos hermanos durante un verano de su infancia.
-Saldré corriendo y te abandonaré en esta oscuridad cada vez más negra, a merced de conductores imprudentes, y ya veremos quién es el que está asustado.
-Me mojaré en los charcos, me pondré malo, me moriré y entonces lo lamentarás.
-No, no lo lamentaré. Iré a tu funeral y diré: “¡Qué bonito está en su ataúd!”, y lloraré y entonces todo el mundo se compadecerá de mi y me hará regalos. Llevaré puesto un vestido negro con complementos también negros y un sombrero con un velo negro. El negro favorece mucho y te hace parecer mayor. Luego tomaré el dinero de tu seguro y me iré de viaje y conoceré a un extranjero moreno y atractivo.
-¿Cómo te sentaría que te volcase un bote de gusanos en la cabeza?
-¿Y a ti encontrarte tu cama llena de ostras crudas?
-¿Y a ti que un brazo largo y peludo entrara por la ventana y te agarrara cuando no te des cuenta? "
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