5.10.08

Beijing y la Ciuda Prohibida


El primer día que pasé en Beijing, fue un día luminoso y despejado, me llamó la atención después de todo lo que había leído y oído acerca de la contaminación y la atmósfera de la ciudad. Al día siguiente aquello de ver el cielo más o menos azul se acabó y el resto de días transcurrieron entre una neblina blanca que cubría la ciudad y el cielo, velando los enormes edificios, que aparecían y desaparecían entre la niebla según te ibas moviendo con el taxi.

Esta es una ciudad inconmensurable, reinventada y reconstruida de la noche a la mañana, se ha edificado a una velocidad endiablada trabajando por la noche, sin descanso, 24 horas al día, bloques gigantescos levantados en escasos meses. Cualquiera de ellos llamaría la atención en otra ciudad, aquí se suceden uno tras otro por toda la urbe. Y no tienen reparos en construir edificios arriesgados, contemporáneos o sencillamente experimentales. Tal vez uno de los más representativos sea la nueva sede de la TV, diseñado por Koolhaas, algo así como dos piezas del Tetris con forma de L boca abajo, inclinadas y unidas arriba en un ángulo de unos 90 grados. En otras ocasiones se diseña un edificio y luego se construye varias veces exáctamente igual o variando sencillamente la altura, un buen ejemplo es el distrito financiero de SOHO, donde pierdes la cuenta del bosque de torres gemelas más o menos altas.

Pero ese primer y atípico día de cielo azul, lo pasé entre los muros de la Ciudad Prohibida, la visita turística obligada que no me quise perder y que no decepcionó en absoluto. Junto a la entrada, adquirí una audioguía que me hizo mucho más interesante el recorrido, especialmente en la zona de las residencias, reconvertidas ahora en diversos museos sobre escritura, joyería, bronces, etc... Aquí la audioguía no entra a comentar las exposiciones en sí, si no que nos habla de algunas de las concubinas o emperatrices que habitaron estas dependencias, contándonos pequeñas historias generalmente bastante dramáticas y tristes. La vida en la Ciudad Prohibida estaba llena de intrigas y luchas de poder, entre las concubinas que querían ganarse el favor del Emperador, entre la Emperatriz y la Emperatriz Madre, entre los príncipes y las princesas. Para todos ellos trabajaba una legión de eunucos y por encima de todos ellos, casi como un dios, estaba el Emperador, haciendo y deshaciendo a su antojo... aquello debía ser todo un culebrón.

La Ciudad Prohibida también podría llamarse la Ciudad de los Dragones, los hay por todas partes, te los encuentras a cada paso que das, dragones de bronce, de madera, de piedra o de oro, fuentesdragones, trompetasdragones, empuñadurasdragones, tortugasdragones, tronosdragones, joyasdragones... Hay dragones pintados en las vigas de madera y también hay dragones esculpidos, tallados, lacados, cosidos, bordados o estampados, dragones grandes en los tejados y dragones diminutos en los espejos. Es una fiesta de dragones echando humo y fuego por la boca, retorciéndose por entre los edificios, haciendo brillar las escamas o agitando las barbas con furia.

Actualizacion: Mi hermano me pide alguna imagen de los dragones, de paso a quien le interese el tema puede leer más en la wikipedia acerca del dragón chino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡EL HOMBRE ASOMBROSO EN LA CIUDAD PERDIDA!¡QUÉ MARAVILLA!