Primeros días en Pingyao
Anoche fue la fiesta de la Luna Llena de Verano y pudimos disfrutar de una cena especial en el patio del hotel, mientras a nuestro alrededor y por toda la ciudad, se hacían explotar todo tipo de petardos y fuegos artificiales. El patio estaba a rebosar, en estos primeros días a Moritz (el comisario de la exposición) y a mi nos han alojado en el hotel de los trabajadores, un lugar modesto pero con todo el encanto de las construcciones chinas tradicionales. De este modo nos unimos a ellos en el desayuno, comida y cena, degustando gran cantidad de platos chinos. Como decía, anoche fue un tanto especial, estaba presente el Boss del Festival, había cerveza, mooncake y tuvieron que sacar una mesa más al patio dónde nos colocaron junto al jefe (nosotros éramos los únicos occidentales).
A la hora de comer te colocan un cuenco vacío delante, junto a un par de palillos, y en el centro de la mesa se van apretando platos y más platos con todo tipo de comida. Puedes tomar una sopa o arroz en el cuenco mientras vas a la caza de lo que más te gusta con los palillos, haciendo equilibrios con la comida hasta que te la llevas a la boca. La verdad es que está todo buenísimo y, exceptuando una especie de gelatina en la que flotan tripas y otras cosas extrañas, lo probamos todo.
Tras la cena, el Boss y sus ayudantes sacaron un viejo proyector de 16mm de tiempos de la revolución y varios royos de película, mientras colgaban una tela blanca al fondo del patio. Nos dijeron que iban a poner una película que no nos podíamos perder, así que aunque hubiésemos preferido escaparnos no nos quedó más remedio que sentarnos. La cosa era peor de lo que nos imaginábamos, proyectaban una película en blanco y negro protagonizada por actores rusos hablando en chino... ¡genial! No tardó en aparecer Lenin y no tardaron en desaparecer los primeros esquiroles. Intentamos aguantar el tipo un poco más, pero cuando empezaban a preparar la tercera bobina y ya no quedaba prácticamente nadie, en cuanto el jefe se dió la vuelta nos fuimos corriendo sin el menor disimulo.
El resto del día lo dedicamos a ver los espacios de exposición, la impresión de las fotografías y el enmarcado de las mismas. Todo tiene una pinta bastante precaria, aunque esto es parte de la "gracia". Los espacios son antiguas fábricas, almacenes y talleres a punto de caerse de viejos, muchas veces sin ventanas o paredes, con polvo acumulado durante los últimos cien años... tienen un encanto indudable, pero en ocasiones están en el límite de las condiciones mínimas para colgar unas fotos...
3 comentarios:
Tenias que haberte quedado a ver todas las películas!! Esquirol!!
Esta bien saber que no pasarás hambre ;)
Qué bien saber de ti. Según parece estáis disfrutando de China en estado puro, es genial. ¿Y de inglés, cómo andan, os entendéis? Escribe cuando puedas y nos cuentas más cosas. Un beso.
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