1.9.07

Parques



Una de las cosas que más me gusta de Berlín, al margen de los bares, museos, tiendas de ropa y demás, son los parques. Yo no se la cantidad que hay de ellos, por todas partes, de todos los tamaños, con un equilibrio muy curioso, a medio camino entre una minuciosa planificación y una naturaleza descuidada y salvaje. No puedes moverte por la ciudad sin ver verde, pues además hay árboles en todas las calles, hiedra y otras trepadoras creciendo por las fachadas y césped en cualquier centímetro cuadrado de tierra que te puedas encontrar.

Parques grandes y emblemáticos como el de Tiergaten, en pleno centro, y relativamente joven, pues en el terrible invierno de 1946-47 fue talado prácticamente en su totalidad para alimentar las estufas de una población que se moría de frío. Y otros más pequeños como el Spreepark con su viejo parque de atracciones semiruinoso, con dinosaurios asomando por entre las verjas y el esqueleto de una noria que aún se mantiene en pie. O la magnífica alameda del Treptower . Por no hablar de Grunewald, al oeste, aunque este es más bien un enorme y frondoso bosque, en el cual avanzas unos metros y parece que te alejas cien kilómetros de la ciudad. Aquí se encuentra Teufelsberg, “la montaña del diablo”, con el viejo observatorio en su cima, desde donde se tiene una maravillosa vista de Berlín. A menudo voy al Volkspark Friedrichshain, con una zona para patinar, campos de futbol, tenis, baloncesto, un pequeño rocódromo, un half-pipe, una zona de arena para voley, etc… O al Gorlitzer Park, al ladito mismo de donde estoy viviendo, donde los días de sol te puedes encontrar a medio Kreuzberg asando salchichas y bebiendo cerveza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

joooo!! qué bien lo cuentas! se me saltan las lágrimas.. necesito de volver!!!! grrrrr! qué sigas disfrutándolo... nos vemos, mil besos