24.9.07

Gemäldegalerie


Una de las cosas que quería hacer antes de volverme de Berlín, era visitar la Gemäldegalerie. Lo había ido retrasando y retrasando hasta que una buena mañana me di cuenta de que era mi último día en la ciudad... ¡ya no había forma de retrasarlo más! Así que, a pesar del cielo encapotado, cogí la bicicleta y me dirigí hacia allí para llegar a la hora de apertura. A mitad camino hizo su aparición la lluvia, suspirando me cubrí con la capucha y continué la marcha, armándome de paciencia, al igual que hacen todos por aquí.

Ya muy cerca, buscado a través de mis gafas empapadas el museo, me tropecé con una larguísima cola que me dio un buen susto, ¡uff, qué horror!, pero pronto me di cuenta de mi error, era la Neue Nationalgalerie, uno de los más populares museos berlineses, lleno de cubismo, surrealismo y bahaus, pero ese museo tendría que esperar a una próxima visita, entonces me encaminaba a la Gemälde, algo así como el Prado alemán. Estaba al ladito, y no había la menor cola, de nuevo otro susto, ¡no habrán cerrado, verdad?! Pues no, pero parece que no es tan popular, algo completamente incomprensible una vez recorrido su interior.

En pocas palabras, aquello es una maravilla que te deja anonadado, sala tras sala se da un buen repaso a la pintura de los siglos XIII-XVIII, con una exquisita selección de pintura flamenca y holandesa (de la cual soy un auténtico fan). Pero allí se esconden multitud de tesoros, obras geniales del gótico, renacimiento, barroco, rococó… cuadros de Durero, Holbein, Van Eyck, Brueghel, Rubens, Rembrandt, Giotto, Botticelli, Caravaggio, Velazquez… ¡increíble! Muy difícil decir que me gustó más, pero sin lugar a dudas me quedé transpuesto con los dos cuadros que tienen de Vermeer, recorrí absorto los paneles que pintó Simon Marmion para el retablo de una abadía benedictina y permanecí un cuarto de hora hipnotizado frente al Retrato de una Dama de Petrus Christus.

Al salir había parado de llover y, aunque el día continuaba nublado, era mucho menos gris que antes.

4 comentarios:

juan rafael dijo...

Seguro que son fotos prohibidas, porque en los museos no suelen dejar hacer.

Juan Rayos dijo...

En realidad no, en Alemania, o por lo menos en Berlín, no están tan obsesionados con las prohibiciones, y en muchos grandes museos pueden hacerse fotos sin problemas (sin flash, claro)

Vicente dijo...

coincido contigo plenamente, me encanta la Gemalde, todo, su atmósfera tranquila y el modo no pretencioso en que cuelgan las obras, yo fui dos dias seguidos tras la sorpresa incial del primero, coincido con los artistas q te gustaron y me pregunto si no te sorprendieron también los pequeños paisajes de albrecht Altdorfer, parecidos a tapices y con una luz tan fascinante que no puedes dejar de mirar, los Orazio Gentilleschi,con sus composiciones osadas y los sobrenaturales Elsheimer. En una de las salas donde esta Rembrandt, cercana a tu foto, había varios pequeños lienzos del pintor, una cabeza de cristo y un judio, que parecen llevar siglos esperando que los mires, y dos interiores, con sus tonos tierra tan sobrios y ricos en matices...los vermeer son preciosos claro, pero....qué decir del gran pieter de hooch que cuelga en frente de ellos, no te pareció maravilloso?, también a mi me fascina la pintura holandesa del XVII, en fin un museo para volver y volver y volver a aprender de la mano de los antiguos maestros!! me gustan mucho tus fotos del interior de la Gemalde, captan perfectamente la paz de su interior y el carácter calmo de sus visitantes, que recuerdos...

Juan Rayos dijo...

Si! la lista es interminable. Desde luego la mejor idea es repetir, por lo menos una vez más. La próxima vez que esté por allí volveré a recorrer encantado sus salas.