Los Primeros Días
Hace ya tres años me reuní con La tristura y
me propusieron hacer un documental sobre la obra de teatro que tenían entre
manos. Me atrajo la idea de mostrar el proceso creativo de una obra teatral y
sobretodo el hecho de que fuesen a trabajar con cuatro niños de 9 años. Sabíamos que
iba a ser un proceso largo, pero precisamente este era uno de sus principales
atractivos. Dos años en nuestras vidas adultas es algo relativamente largo,
pero en la vida de un niño pueden ser un mundo. ¿Cómo interiorizarían el proceso
de creación y crecimiento que implica una obra de teatro de estas
características? ¿de qué modo alimentarían ellos a la obra y de qué forma esta
les cambiaría a ellos?
Comencé un acercamiento básicamente intuitivo,
sin saber muy bien hacia dónde me
encaminaba. No tenía ningún guión, pero del diálogo con La tristura habían
surgido unos mínimos planteamiento iniciales sobre los que empezar a trabajar.
Evidentemente el retratar la obra en sí misma era algo que no nos interesaba
especialmente a ninguno, más bien todo lo que giraba en torno al proceso y sus
protagonistas se convertiría en el centro de interés. Así que comencé por
familiarizarme con la obra y los actores, asistiendo y grabando los ensayos.
No es fácil trabajar con niños, pero resulta
tremendamente enriquecedor cuando las cosas funcionan finalmente. Era divertido
ver sus cambios anímicos y de actitud, como se debatían entre la distracción,
el juego, el cansancio... y los momentos de concentración, seriedad, cuando se
sentían responsables de algo importante que dependía de ellos. Ginebra,
Candela, Siro y Gonzalo interpretan a los cuatro adultos protagonistas de una
obra anterior de La tristura, 'Actos de juventud', estos cuatro adultos son
precisamente los componentes de la compañía teatral, Violeta, Itsaso, Celso y
Pablo. Así que trabajaban todos juntos día a día, cual avatares, componiendo nuevos
personajes que entremezclan al niño y al adulto.
En la piel de los niños las frases y las
acciones originales de los adultos se transformaban adquiriendo nuevos
significados. En ocasiones se introducían cambios o ajustes a la nueva
situación y otras veces las acciones directamente se eliminaban si no
terminaban de funcionar... mientras nuevas ideas surgían en el proceso.
Tras varios meses de ensayos y filmaciones me
di cuenta que el material obtenido como testigo externo era insuficiente,
necesitaba trabajar con los niños unas tomas ex profeso para la película. Los
había registrado relacionándose entre ellos, con los miembros de La tristura y
pronto los tendría enfrentados al público en la sala, lo que ahora necesitaba
era confrontarlos directamente a la cámara y, de alguna manera, a sí mismos.
Encontré la ocasión propicia el día que
completaron con éxito el primer ensayo general con vistas a mostrar un primer
montaje de la obra a una pequeña selección de amigos. Ese día me los llevé a
parte y surgieron las primeras conversaciones. La intimidad y la pureza de esos
momentos "confesionales", las reflexiones espontáneas de unos niños
en pleno proceso de crecimiento, se revelaron claramente una parte vital del
resultado final. ¿Cómo sería volver a hablar con ellos un año después, tras recorrer
el proceso que habían iniciado?
Intenté grabarlos de nuevo en otras
ocasiones... sin mucho éxito, no era fácil encontrar el momento o la atmósfera
adecuada. La tristura propuso enfrentarlos a adultos relacionados de alguna
forma con el mundo del teatro, hicimos varias grabaciones, pero finalmente solo
incluimos una, en la que una inspirada Candela conversa con el crítico teatral Eduardo
Pérez-Rasilla.
Mientras tanto, iba editando el material y
construyendo la película. El permanente diálogo con Celso, Violeta e Itaso de
La tristura alimentaba este proceso y ponía en relieve los defectos y virtudes
del trabajo. Probamos diferentes estructuras e ideas, pero nos dimos cuenta
que, tras grabar ensayos, viajes, actuaciones y otros momentos, nos seguía
faltando material.
Grabamos entonces a los niños actuando para la
cámara, recitando algunos de los textos de la obra, pero despojados del fondo
teatral. Había funcionado con una de las primeras grabaciones que hicimos con
Ginebra, y volvió a funcionar dos años después con Siro, Candela y Gonzalo. Había
intensidad en esos rostros y esos textos.
Ese mismo día registré también un diálogo
entre los componentes de La tristura y los niños, pero finalmente fue
descartado del montaje final. Había algo que no terminaba de funcionar, el
ejercicio reflexivo de los adultos, o tal vez la situación en sí misma,
relegaba a un segundo plano a unos niños un tanto apocados y retraídos. En
cambio, el discurso de los adultos interiorizado y "hecho suyo" por
los niños cuando estaban solos, se revelaba mucho más sugerente.
Pasé entonces a grabar a los niños solos de nuevo,
emulando la situación del sofá que había utilizado hacía más de un año. Eché a
todo el mundo de allí y me quedé a solas con los niños, me hubiese gustado
desaparecer a mi también, pero eso no era posible... Los cuatro estaban
alborotadísimos, habían salido del colegio, llevábamos un tiempo grabando y su
capacidad de concentración decrecía por momentos. Sentí que se me escapaba la
oportunidad de obtener lo mejor de ellos mismos, pero allá que nos lanzamos a
intentarlo. Y poco a poco, el silencio de la sala, el recuerdo de los momentos
pasados juntos, la posibilidad de relatar sus pensamientos, fueron creando la
atmósfera especial que tanto deseaba. En un momento dado tuve incluso que poner
un poco de orden y crear un turno de intervención porque todos querían contar
cosas y se pisaban unos a otros. Según avanzábamos en la grabación, Ginebra,
Candela, Siro y Gonzalo se daban cuenta de alguna manera de la importancia del
momento y de su propia necesidad de explicarse. Poco a poco se les ve
incorporándose en el sofá, apretándose entre ellos y acercándose a la cámara,
ansiosos por contar... La película es lo que es gracias a ellos.
4 comentarios:
Llevo queriendo verla desde el primer anuncio del proyecto. Cuéntanos dónde, Juan, volverá al matadero?
Se proyecta este domingo 8 en la Filmoteca de Madrid, a las 17.30h. Una buena oportunidad para verlo en pantalla grande!
Acabo de leer el comentario :( ¿Repetís el domingo 15 quizás?
Perdón por el post tripetido, ya vi la programación de los cines Doré. El martes 17, 20:00 horas, intentaré asomarme. :)!
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