Varanasi
Varanasi, un retrato fragmentado de una ciudad, un viaje, unos recuerdos de hace unos años, cuando viajé por primera vez a la India. Durante mucho tiempo me resistí a la idea de viajar a la India, me parecía un destino tan previsible, un lugar tan idealizado... que me echaba para atrás. Una vez me decidí (no recuerdo muy bien cuál fue el detonante), me dirigí sin tardanza a la ciudad mítica y mística por excelencia, una de las ciudades más antiguas del mundo, 3000 años a sus espaldas.
El lugar me dejó completamente sin aliento. Durante el tiempo que estuve allí, deambulaba medio aturdido por sus callejuelas, sorteando los cuernos de las vacas sagradas, invadido por los olores y los sonidos, disfrutando su deliciosa comida, deslumbrándome cada vez que me asomaba al Ganges y el paisaje estrecho, sofocante y abarrotado de la ciudad se abría al río luminoso y despejado. Las interminables escalinatas se hundían en las aguas, y yo pasaba el día andando sin rumbo determinado o sencillamente sentado, sin prisa por ir a ningún lado.
Poco después me dejaría también aturdido y descolocado, Calcuta, pero en otro sentido completamente diferente. Curiosamente, cuando regresé a Varanasi dos años después, la ciudad casi me defraudó tras la gran impresión que me causó la primera vez. En cambio Calcuta empezó a gustarme más cuando me "obligué" a ir por segunda vez, tanto, que retornaría en un tercer viaje para terminar un trabajo fotográfico que había comenzado allí.
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