El hombre y el mar
¡Hombre libre, tú siempre amarás el mar!
Él es tu espejo, tu alma contemplas
en el desdoblamiento infinito de sus olas;
tu alma es un remolino hecho de la misma amargura.
Te places en hundir tu imagen en su seno;
lo abarcas con los ojos, con los brazos, y tu corazón
se olvida a veces de su propio rumor
al oír este quejido salvaje e indomable.
Los dos sois tenebrosos, los dos discretos.
¡Hombre, nadie he profundizado jamás en tu alma!
¡Mar, nadie conoce tus íntimos tesoros!
¡Tan celosos guardáis vuestro secreto!
Y mientras, ahí están los siglos infinitos
a los que habéis combatido sin piedad ni remordimiento,
así amáis la lucha y la muerte,
¡Oh eternos luchadores, hermanos implacables!
Charles Baudelaire
Las flores del mar
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