En el estudio de Antonio
La semana pasada llegaban las fotos de Lodz, así que quedé con mi hermano en el estudio para organizar el pequeño rincón que tengo para almacenar mis fotos; tarea harto difícil pues el número de obras no para de aumentar y el espacio parece disminuir... Por si fuera poco, y ante la consternación de mi hermano, las fotos llegaron en unas fantásticas pero enormes cajas de madera que ocupaban medio estudio. Pasé un buen rato sacando las fotos y desmontándolas de sus marcos, se habían estropeado y voy a enviarlas de vuelta al laboratorio de Madrid.
Mientras, Antonio iba haciendo hueco y poniendo a salvo los cuadros más recientes con la pintura aún fresca. Hace unas semanas que ha vuelto a pintar, después de una larga sequía de casi dos años... Es curioso como un día no puedes parar de hacer algo, las ideas se agolpan, el entusiasmo y la fe parecen inagotables y, sin saber muy bien como, al día siguiente todo esto puede verse barrido por una desilusión o una indiferencia devastadora que te impide hacer nada.
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