30.9.12

Noche en Negro 2012



Un momento de descanso en el cruising nocturno por Madrid Río en la Noche en Negro 2012. 

18.9.12

Montañas


Comenzamos a caminar ya casi de noche, la poca luz que llegaba del cielo sin sol nos permitía distinguir a duras penas la siguiente piedra sobre la que poner el pie, piedras blancas, cubriendo todo el camino de más de un metro de ancho. Aquella no era una senda cualquiera, era el camino real que seguía Alfonso XIII en sus cacerías reales. Un camino que nos cruzaríamos a menudo los siguientes tres días.

El primer refugio estaba muy cerca de donde dejamos el coche, ahí en algún lugar entre las sombras, al pie de las montañas, con dos perros enormes y cansados guardando la puerta. Al amanecer nos asomamos al paisaje amarillo y gris que nos acompañaría hasta la vuelta. Aquí abajo aun predominaba el amarillo descolorido de la hierva castigada por los interminables días del verano que llega a su fin. Según fuésemos subiendo, el gris de las piedras de granito lo cubriría todo, con el único añadido de un indefinible verde ácido fosforescente en forma de liquen alienígena que tapizaba a manchas el paisaje, como una extraña enfermedad de la piel.

La Laguna Grande de Gredos no era realmente digna de su nombre cuando llegamos, fue una pequeña decepción, la intensa sequía de ese año había disminuido el caudal de los riachuelos al punto de dejar un lago adelgazado y consumido, una sombra de lo que debe ser en primavera tras el deshielo. Pero aún así, nuestros corazones no desfallecían y el hermoso paisaje del circo de Gredos nos robaba el aliento, ensanchando nuestros espíritus.

Fuimos a las Cinco Lagunas y nos asomamos con algo de vértigo al valle que las contenía, pero la ascensión al Almanzor era la cita ineludible de la pequeña escapada. Allá arriba parece que todo se ha roto en mil pedazos y las rocas yacen desordenadas por doquier, muchas veces en un precario equilibrio que nos hace temer un desprendimiento. Pero todas permanecen quietas, inmóviles, ensimismadas en un silencio eterno. Y sin embargo la estampa parece la de una furiosa batalla y una absoluta destrucción, solo que ahora todo está congelado… O tal vez esa furiosa destrucción sea a cámara lenta, tan lenta que no se puede apreciar a simple vista, pero sigue sucediendo, el proceso continúa, las rocas se parten, se mueven, se desprenden y deslizan ladera abajo ante nuestros ojos, aunque no podamos “verlo”. Y nosotros caminamos por encima del desastre, saltando de roca en roca, a una velocidad de vértigo… o eso pensarán las rocas al vernos pasar.









12.9.12

2.9.12

IVAM --> Serralbes --> Tate Modern --> La Gallinera, Alicante

Vicente Todolí, una fantástica entrevista echando un vistazo atrás, unos años y una carrera increíble... y su posterior renuncia, más increíble todavía. Una escapada, un retorno que, aún sin ser definitivas, asombran por su radicalidad.

“Si no eres radical te comen por los pies. Tienes que ponerte a ti mismo condiciones radicales, y debes cumplirlas radicalmente. Estar aquí arriba es una de esas condiciones”

“Aquí se te abre un proceso de concentración que es imposible en la llanura, junto a la gente y sus ruidos. Aquí vives golpes de memoria, iluminaciones, flases, sensaciones”

“Estaba enfermo de imágenes y ahí fue donde empecé a depurarlas y a percibir que las imágenes son solo el brillo que proyectan los cuerpos. Pero la tierra me dice que tengo que ir más allá de las imágenes y llegar hasta las raíces, hasta el núcleo”

Por el ojo de La Foradada ha pasado un águila. “¿Ves su vuelo perfecto? Eso es una obra de arte, que ella hace con el aire”

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/08/29/actualidad/1346254948_923655.html